sábado, febrero 06, 2010

Entre Coca-Cola Zero, Notebook y suspiros.

El transcurrir de la vida, por el momento es extraña. Algunos días es rápida y no quiero que terminen. Otros días es lento y quiero que avancen. Ahora, siemplemente avaznan, llegan al punto en que lo más importante es que avancen. Me he dedicado a trabajar, más por presión que por gusto. A cumplir con ese compromiso.

Mis aventuras han modificado su paso. En ejemplo es que el fin pasado asistimos al Museo Soumaya y disfrutamos (¿eso creí yo?) la exposición de el autor de El Profeta, Gibran. Mi acercamiento con este señorito, había pasado desapercibido. Conocerlo, nombrarlo y medio saber quien era. La mística que el toca, o como la percibe, me parece, es una fución con el ser superior rodeada de amor y naturaleza. Simpre marcando que el primero domina al mundo y va de la mano con la tristeza y el dolor. Todo hacia un exilio, medio estraño, diría yop. Ese tema lo conoce mejor A.
Comparto con ustedes frases del poeta que tocaron estas neuronas:

"El amor no posee nada ni quiere ser poseído. Porque el amor se basta en el amor"

"En la tristeza se tejen lazos más sólidos que en la felicidad y en la alegría"

"No es posible llegar al alba, sin  recorrer el sendero de la noche"

"Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes".

"Del hablador he aprendido a callar, del intolerante a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad"

Después bueno salimos por una Coca-Ligth y nos dirigimos CU. Buscamos un estacionamiento sobre ave. Insurgentes. Nos bajamos del automóvil. El viento soplaba como sólo lo hace en esas fechas, movía cada hoja y árbol que rozaba. De pronto la sensación de un De Ja´vú: Ahí, con él como si el tiempo no hubiera transcurrido. Sólo él, yo y los recuerdos que algunas vez compartimos. Caminamos, platicamos, reímos. Había olvidado como se sentía esatr en su compañía.  No puedo negarlo, realicé un viaje al pasado, donde todo inició.

Se acabó el veinte; trás los minutos necesarios llegué a casa. Subí, me encerré en mi habitación como la misantropa en la que me he convertido.
Las fotos y yo después del viaje de diciembre andamos algo extraviadas... se las debo.
Un abrazo místico.
Dy.

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