¡Los sueño se van por el caño!

Mí día fue contundente.

Casí termina el día y desde hace algunas horas un dolorcito de cabeza no se me quita...  
Por la mañana después del trabajo, fui al SAT, para ver lo de mi trámites para que me quiten más dinero del que gano.

Al salir de la oficina que es la Gestapo mexicana, fui a un lugar para dar por terminada una relación codependiente entre él y yo. Mientras esperaba la hora final, hice tiempo bajo el sol, creo que no fue buena idea. Caminir por la zona que no conocía, buscar una dirección, perderme, preguntar, pasar a una tienda para comprar un detalle para mi "ñiñas" y "ñinos", me dejó agotada. 

Después de hablar con esa persona, ví como mi sueño que inició hace dos años, se desvaneció, igual que el agua que se escurre entre los dedos, sin más rastro que una tormenta de sentimeintos encontrados: tranquilidad, enojo, desesperación, frustración, desilusión, esperanza de que lo que venga será mejor en un futuro.

El regreso a casa fue algo lento, o al menos eso sentí. Llegué y pues me quité los zapatos, tomé agua, comí helado de vainilla con galletas de chocolate y para distraerme ví la película de "The Mesengers". Terminó e intenté ver la película "Ask the Dusk" y la verdad me empecé a ir. El personaje masculino es un escritor y la "personaja" femenina una mesera. Estabe medio lenta, percepción mía de toda la tarde, llegó mi mamá, platicamos de lo sucesos importantes de el día de hoy, de las consecuencias a futuro, de las desiciones que se tomaran entre los tres gatos que somos en mi familia nuclear y la manera en que nos apoyaremos para adaptarnos y sobrevivir a la transisicón que viene.

Esta semana he sidi doprendida por las palabras de apoyo, las aceptaciones, las palabras de aliento y todo lo que implica mi ruptura. En líneas generales, las palabras fueron lo que hagamos será para el bien de todos, romper con todo el pasado que arrastramos y buscar adaptarse lo mejor posible al ver que esa persona no me ha apoyado incondicionalmente.

La tristeza anduvo paseando y tocó a mi corazoncito de pollo. Mañana será otro día. ¡Espero!