martes, abril 13, 2010

Un día más; el día del adiós.

Las últimas semanas han transcurrido sin avisar. Pedir una tregua al tiempo es pedir al olmo que dé peras. Alcé una bandera blanca. El dolor y la desesperación cubrieron cualquier intento por un instante de tranquilidad. No estoy en los zapatos de esas personas, sin embargo, siento su dolor.
Hoy en determinado momento, la impotencia recorrió mis venas. No encuentro las palabras adecuadas para que se despidan y dejen ir a la persona que dicen amar. No dudo de su amor, dudo de sus motivos. El ser humano es egoísta por naturaleza. No puede ni quiere aceptar que no le puede ganar la batalla al tiempo y a la vida misma.

Después de escribir las anteriores palabras e ideas inconexas. Ella decidió irese y la dejaron ir.
Abuelita gracias por lo que hiciste, dijiste, no hiciste o no dijiste.
Me quedo tranquila porque me despedí de ti, en el momento indicado.
El milagro mayor ocurrió cuando regresaste el origen de todo.
Te extrañaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No te que des con las ganas de explayarte.Vale la pena entablar una comunicación más personal. Comenta, anda... espero tus sugerencias.